sábado, 22 de noviembre de 2014

Blanca Nieves y les siete enanites

Blanca Nieves y les siete enanites

Erase una vez una hermosa reina que deseaba ardientemente la llegada de un
niñe. Un día, se encontraba sentada junto a la ventana en su aro de ébano, se
pinchó el dedo con la aguja, y pequeñas gotas de sangre cayeron sobre la nieve acumulada en el antepecho de la ventana. La reina contempló el contraste de la sangre roja sobre la nieve blanca y suspiró.
-¡Como quisiera tener un hije que tuviera la piel tan blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el cabello negro como el ébano!
Poco tiempo después, su deseo se hizo realidad al nacerle una hermosa niña con piel blanca, labios rojos y cabello negro a quien dio el nombre de Blanca Nieves.
Desafortunadamente, la reina murió cuando la niña era muy pequeña y el padre de Blanca Nieves contrajo matrimonio con una hermosa mujer cruel que se preocupaba mas por su apariencia física que por hacer buenas acciones.
La nueva Reina poseía un espejo mágico que podía responderle a todas las
preguntas que ella le hacia. Pero lo único que la interesaba era:
-Espejo mágico, ¿quien es la más hermosa del reino?
Invariablemente el espejo le respondía:
-¡La más bella eres tu! La vanidad de la Reina vivía satisfecha con la
respuesta, hasta que un día, el espejo le respondió algo diferente:
-Es verdad que su majestad es muy hermosa ; pero ¡Blanca Nieves es la más
hermosa del reino!
Enfurecida, la envidiosa Reina grito:
-¿Blanca Nieves más hermosa que yo? ¡Imposible! ¡Eso no lo toleraré!
Entonces mandó llamar a su mas fiel cazador.
-¡Llévate a Blanca Nieves a lo mas profundo del bosque y mátala! Tráeme su
corazón como prueba de que cumpliste mis ordenes.
El cazador inclinó la cabeza en signo de obediencia y fue en busca de Blanca
Nieves.
¿Adónde vamos? preguntó la joven.
-A dar un paseo por el bosque su Alteza, -respondió el cazador. El pobre hombre acongojado, sabia que seria incapaz de ejecutar las ordenes de la Reina. Al llegar al medio del bosque, el cazador explico a Blanca Nieves lo que sucedía y le dijo:
-¡Corre vete lejos de aquí y escóndete donde la Reina no pueda encontrarte, y no regreses jamás a palacio!
Muy asustada Blanca Nieves se fue llorando, el cazador mató a une jabalíe al que le sacó el corazón.
"La Reina creerá que es el corazón de Blanca Nieves" -pensó el cazador -."Así la princesa y yo viviremos mas tiempo".
Blanca Nieves se encontró sola en medio de la oscuridad del bosque. Estaba aterrorizada. Creía ver ojos en todas partes y los ruidos que escuchaba le causaban mucho miedo.
Corrió sin rumbo alguno. Vagó durante horas, hasta que finálmente vio en un claro del bosque, una pequeña cabaña.
¿Hay alguien en casa?- pregunto mientras tocaba la puerta.
Como nadie respondía, Blanca Nieves la empujó y entró. En medio de la pieza vio una mesa redonda puesta para siete comensales. Sintiéndose segura y al abrigo, subió las escaleras que conducían a la planta alta donde descubrió, una al lado de la otra siete camas pequeñas.
"haré una pequeña siesta" -se dijo- ¡Estoy tan cansada! "
Entonces se acostó y se quedo profundamente dormida.
La cabaña pertenecía a les siete enanites del bosque. Eran muy pequeñes y llevaban sombreros de vivos colores.
Esa noche regresaron de una larga jornada de trabajo en la mina de diamantes.
-¡Miren! ¡Hay alguien durmiendo en nuestras camas! Un de elles tocó delicadamente el hombro de Blanca Nieves quien despertó sobresaltada.
-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? -preguntaron les enanites sorprendides.
Blanca Nieves les contó su trágica historia y elles la escucharon llenos de compasión. -Quédate con nosotres. Aquí estarás segura. -¿Sabes preparar tartas de manzana? -preguntó un de elles.
-¡Sí, sí! Puedo preparar cualquier cosa -respondió ella contenta.
-La tarta de manzana es nuestro postre preferido
-le dijeron.
Blanca Nieves se ocupaba de las faenas de la casa mientras elles trabajaban en la mina de diamantes, y en la noche ella les contaba divertidas historias.
Sin embargo. Les enanites se sentían inquietos por la seguridad de Blanca Nieves.
-No hables con extrañes cuando estés sola. Y, sobretodo, ¡no le habrás la puerta a nadie! - le advertían al salir.
-No se preocupen. Tendré mucho cuidado -les prometía. Los meses pasaron y Blanca Nieves era cada vez más hermosa. Leía, bordaba y cantaba hermosas canciones.
Algunas veces soñaba que se casaba con un apuesto príncipe.
Entretanto la malvada Reina convencida de que Blanca Nieves estaba muerta, había cesado de interrogar a su espejo mágico. Pero una mañana decidió consultarlo de nuevo.
-¿Es verdad que yo soy la más hermosa del reino?
-preguntó
-No, tu no eres la más hermosa, la más hermosa -respondió el espejo- es Blanca Nieves, ella sigue siendo la más hermosa del reino.
-¡Pero Blanca Nieves esta muerta!- No -contestó el espejo-. Esta viva y habita con les siete enanites del bosque.
La Reina encolerizada mandó buscar al cazador, pero éste se había marchado del palacio. Entonces empezó a pensar como haría para deshacerse ella misma de la joven de una vez por todas.
Blanca Nieves estaba preparando una tarta cuando una vieja aldeana se acercó a la casita. Era la malvada Reina disfrazada de mendiga.
-Veo que estas preparando una tarta de manzanas -dijo la anciana asomándose por la ventana de la cocina.
-Si -respondió nerviosamente Blanca Nieves -. Le ruego me disculpe pero no puedo hablar con extrañes.
Tienes razón! -respondió la Reina-. Yo simplemente quería regalarte una manzana. Las vendo para vivir y quizás un día quieras comprar algunas. Son deliciosas ya verás.
La Reina cortó un trozo de manzana y se lo llevó a la boca.
-¿Ves hija? Una manzana no puede hacerte ningún mal. ¡Disfrútala! Y se alejó lentamente.
Blanca Nieves no podía alejar sus ojos de la manzana. ¡No sólo parecía inofensiva, si no que se veía jugosa e irresistible!
No puede estar envenenada, la anciana comió un trozo, se dijo. La pobre Blanca Nieves se dejo engañar. ¡La malvada reina había envenenado la otra mitad de la manzana! Poco después de haber mordido la manzana Blanca Nieves cayo desmayada y una muerte aparente hizo su efecto de inmediato. Así la encontraron les siete enanes al regresar de la mina.
-¡Esto sin duda alguna es obra de la Reina! -gritaron angustiades mientras intentaban reavivar a Blanca Nieves.
Pero todo era en vano, la muchacha inmóvil, no daban ninguna señal de vida. Su aliento no empañaba el espejo que les enanites le ponían cerca de la boca.
Les siete enanites lloraban amargamente la muerte de Blanca Nieves y no querían de ninguna manera separarse de ella. Tal era su belleza que al verla daba la impresión de estar dormida. Posiblemente pensaron, era víctima de un hechizo. Entonces decidieron ponerla dentro de una urna de cristal y hacer turnos para cuidarla.
Un día un joven Príncipe. que pasaba por el bosque oyó hablar de la hermosa
princesa que yacía en la urna de cristal.
¡Como quisiera verla! Pensaba mientras se dirigía a la casa de les siete
enanites.
Al verla, el príncipe se enamoró inmediatamente de ella. -¡Era la joven más hermosa que jamas había visto! -¡por favor déjenme cuidarla! -suplicó a les siete enanites-. Yo velaré su sueño y la protegeré por el resto de mi vida.
En un comienzo les enanites se negaron, pero después aceptaron pensando que
Blanca Nieves estaría más segura en el castillo.
Cuando los lacayos del príncipe levantaron la urna de cristal para llevársela, uno de ellos se tropezó y el cofre se sacudió. El trozo de manzana envenenada cayó de la boca de Blanca Nieves. Sus mejillas, hasta entonces de un pálido mortal, comenzaron a teñirse de rosa y sus ojos se abrieron lentamente. Les enanites no podían contener su alegría, mientras el principe se arrodillaba alpie de Blanca Nieves.
-Deseo con todo mi corazón que seas mi esposa- susurro el príncipe conmovido.
Blanca Nieves que se había enamorado del apuesto príncipe, le respondió:
-Si seré tu esposa.
La boda se celebró con una gran fiesta. La malvada fue perdonada e invitada.
¡Pero cuando vio la belleza y dulzura de Blanca Nieves, se lleno de tal rabia y
envidia, que cayo muerta al instante!
Blanca Nieves y el Príncipe vivieron felices en un hermoso castillo, y les siete enanites nunca tuvieron que regresar a trabajar a la mina de diamantes.
FIN

Observaciones.-

El artículo indefinido "un", "unos, unas" seria de la siguiente manera:
- Un niño, una niña = Un niñe.
- Unos niños, unas niñas = Unes niñes.

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